Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



sábado, 28 de noviembre de 2009

Supersticiones, Preferimos la Buena Suerte


El número 13

¿Qué tiene el número 13 que espanta a tanta gente?… Los franceses no dan a las señas de una casa el número trece; en Italia, la lotería nacional lo omite; las líneas aéreas internacionales saltan ese número en las filas de asientos de los aviones, y en los EE.UU., los edificios de apartamentos dan al piso que sigue al 12 el número 14.

Pero veamos su origen en la mitología nórdica. Cuenta el mito que se realizó un banquete en el Valhalla donde fueron invitados doce dioses. Loki, el espíritu de la pelea y del mal, consiguió entrar sin invitación, por lo que el número de los presentes llegó a trece. En la lucha que se produjo para expulsarlo, Balder, el favorito de los dioses, encontró la muerte. Así el trece se convirtió es símbolo de infortunio y desgracia, y desde Escandinavia, la superstición se difundió a través de Europa.

Para la Era Cristiana, la superstición ya estaba establecida en los países mediterráneos, y la creencia fue notablemente reforzada por la Última Cena. Cristo y sus apóstoles eran trece, y en menos de veinticuatro horas después de esta cena, Cristo fue crucificado. Por lo tanto, desde principios de la era cristiana en adelante, invitar a cenar a trece personas significa buscar un desastre.


Sí el 13 cae en día viernes el temor aumenta. Según la leyenda, en un viernes 13 Eva tentó a Adán con la manzana, el Arca de Noé inició su larga navegación durante el Diluvio, una confusión de idiomas puso fin a la construcción de la torre de Babel, el Templo de Salomón fue arrasado, y también en este día Cristo murió en la cruz.

Sin embargo, el verdadero origen del viernes 13 proviene de la mitología escandinava. El nombre del viernes (Friday en inglés y Freitag en alemán) procede de Frigga, la liberal diosa del amor y la fertilidad. Cuando las tribus escandinavas y germánicas se convirtieron al cristianismo, Frigga fue considerada una bruja y desterrada a la cumbre de una montaña. Se creía que cada viernes la rencorosa diosa celebraba un aquelarre con otras 11 brujas más el demonio (13 los asistentes en total) y conspiraban para causar infortunios durante la semana siguiente, por lo que el viernes pasó a llamarse el “Sabbath de las brujas”.

En algunos países, se originó el dicho “no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes” un martes 13. Se desconoce su verdadero origen, pero podemos recordar que el nombre del día procede de Marte, el dios romano de la guerra.

Espejo roto

Una de las supersticiones más extendidas es la de un espejo roto, el cual trae siete años de mala suerte. Sin embargo, esta creencia tiene su origen mucho antes de que existieran los espejos de vidrio. De hecho, los antiguos egipcios, los hebreos y los griegos, utilizaban espejos hechos de metales como el bronce, el latón, la plata y el oro pulimentados, y por lo tanto, irrompibles.

En el siglo VI a.C., los griegos practicaban la catoptromancia, un método de adivinación basada en los espejos en la que utilizaban cuencos de cristal o de cerámica llenos de agua. Estos se suponían que revelaba el futuro de cualquier persona que reflejara su imagen en la superficie de agua. Estas imágenes eran leídas por un vidente, pero si uno de estos espejos se caía y se rompía, se interpretaba que la persona que sostenía el cuenco no tenía futuro (o sea, que la muerte acechaba) o que su futuro le reservaba acontecimientos catastróficos y que los dioses querían evitar a esa persona una visión capaz de trastornarla profundamente.

Los romanos adoptaron esta superstición en el siglo I y le añadieron un nuevo significado que es a su vez nuestro significado actual. Sostenían que la salud de una persona cambiaba en ciclos de siete años, y puesto que los espejos reflejaban la apariencia de una persona y su salud, un espejo roto anunciaba siete años de mala salud e infortunios.

La superstición adquirió una aplicación práctica y económica en el siglo XV. Los primeros espejos de cristal con el dorso revestido de plata, desde luego rompibles, se fabricaban en Venecia. Al ser muy costosos, se trataban con mucho cuidado, y a los sirvientes que limpiaban los espejos de las casas se les advertía que romper uno de estos equivalía a siete años de un destino peor que la muerte.

Este uso efectivo de la superstición sirvió para intensificar la creencia en la mala suerte acarreada por la ruptura de un espejo, a lo largo de generaciones de europeos. Cuando, a mediados del siglo XVII, empezaron a fabricarse en Inglaterra y en Francia espejos baratos, la superstición del espejo roto estaba ya extendida y firmemente arraigada en la tradición.

¡Salud!

Cuando una persona estornuda, tenemos la costumbre de decir “¡Salud!”. Esta práctica proviene de los primeros cristianos, quienes creían que cuando alguien estornudaba podría llegar a lanzar su alma al mundo. Por esto se pensaba que para ayudar a mantener el alma se ofrecía una bendición, por lo que se afirmaba que “Dios le bendiga”. Cuando llegó la plaga de la Peste Negra alrededor de 1348, el estornudo se convirtió en un signo de enfermedad e infección, por lo que la persona podría llegar a morir, y se reemplazo la anterior bendición por un pedido de salud.

Supersticiones, Conociendo Su Origen


¿Qué os parece si conocemos más profundamente algunas de estas supersticiones que casi todos seguimos muchas veces sin darnos ni siquiera cuenta?. Aquí van…

Cruzar los dedos

Cuando se pide un deseo, se dice una mentira o se quiere llamar a la buena suerte, es costumbre cruzar los dedos, concretamente el dedo mayor sobre el índice. Este gesto evoca una cruz, y así aleja la mala suerte y las influencias maléficas, según los supersticiosos.

Pero desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos (signo del fico), se alejaba a los malos espíritus, o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno.

Sin embargo, algunos investigadores piensan que el origen es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos tiempos paganos.

Empezar el día con el pie derecho

El escritor romano Petronio ya aludía en El Satiricón a la mala suerte de entrar en un lugar con el pie izquierdo. Puede tener su origen en la tradición celta y en el movimiento solar, siempre hacia la derecha. El efecto negativo se elimina al santiguarse tres veces.

Si embargo, la tradición dice que al despertar, hay que apoyar en primer lugar el pie derecho, y esto tiene su origen en el mundo de los pescadores. En el siglo XIX, ningún pescador subía a bordo por babor (costado izquierdo del barco). Al parecer, la superstición nace de la noción de que cualquier cosa zurda era antinatural, una idea que se basa en que la mayoría de los seres humanos son diestros.

Por regla general, todo lo que se refiere a la derecha es calificado de favorable por los supersticiosos, creencia alentada por la tradición bíblica que dice que la derecha corresponde al camino del Paraíso y es la posición en la que están sentados los elegidos por Dios.

Así, la izquierda representa el reverso de la moneda. Los romanos, por ejemplo, hacían presagios observando el vuelo de los pájaros: los que lo hacían hacia este lado eran de mal agüero. Recordemos que izquierda también se dice siniestra (siniester en latín), lo que dio origen al adjetivo “siniestro”.

Compartir la cerilla

Esta es una de las supersticiones más contemporáneas, puesto que se originó en una guerra, aunque no se sabe con precisión cuál. En ocasiones se habla de la Primera Guerra Mundial, en otras de la Guerra Civil Española, pero también de que pudo ser en la Segunda.

La cuestión es que ocurrió que tres soldados encendieron sus cigarrillos con la misma cerilla y el enemigo vio la llama del primero, apuntó en la del segundo y disparó sobre el tercero. Esto inauguró la creencia de jamás hay que compartir una cerilla.

Dejar las tijeras abiertas

Se dice que las tijeras deben permanecer cerradas si no se usan, de lo contrario, atrae la mala suerte.

Por otra parte, si se cae al suelo y queda con las puntas abiertas, apuntando hacia uno mismo, se deben recoger y echar sal por encima del hombro izquierdo para ahuyentar los malos espíritus.

En Grecia se creía que las Parcas o Moiras cortaban con las tijeras el hilo de la vida, así que de alguna forma los objetos cortantes dirigen el destino y son símbolo de muerte repentina.

Otras Supersticiones Tradicionales


Conozcamos hoy más profundamente otras supersticiones ya muy arraigadas en nuestra sociedad:

No pasar por debajo de una escalera

Su origen se remonta a la antigüedad. Una escalera apoyada en una pared forma un triángulo, figura considerada por muchas sociedades como la expresión más común de una trinidad de dioses, y por lo tanto, sagrada. Las pirámides escalonadas de América y Egipto son el mejor ejemplo. A su vez, para los egipcios, la escalera le permitió al dios Osiris escapar de su cautiverio, por lo que era uno de los signos pictóricos favoritos para ilustrar el ascenso de los dioses.

Siglos después, los cristianos se unieron a la superstición de la escalera, interpretándola a la luz de la muerte de Cristo. Puesto que se había apoyado una escalera en el crucifijo, se convirtió en símbolo de maldad, traición y muerte. Pasar por debajo de una escalera llamaba al infortunio, mientras que en el siglo XVII, en Inglaterra y en Francia, se les obligaba a caminar bajo una escalera a los criminales condenados a muerte. El verdugo, conocido como el Novio de la Escalera, caminaba a su vez alrededor de ella.

Las culturas contaban con antídotos contra sus supersticiones más temidas. En este caso, el prescrito por los romanos era el signo del fico, un gesto anulador que se hace cerrando el puño y dejando que el pulgar sobresalga entre los dedos índice y medio. Seguidamente, este puño era dirigido hacia la escalera.

Vestirse de amarillo

Entre los artistas, existe la creencia que portar prendas amarillas en el teatro puede traer mala suerte y su origen apunta a Molière, el mítico dramaturgo, actor y director francés del siglo XVII.

En su última obra Molière protagonizó el papel principal de enfermo, coincidiendo este hecho con que él mismo estuviera enfermo de tuberculosis. El 17 de Febrero de 1673, durante la cuarta representación de la obra, Moliére tuvo un grave ataque de tos que le produjo la rotura de una vena, mientras la sangre tiñó de rojo el traje amarillo que vestía.

Después de perder el conocimiento, murió a las pocas horas en su cama, y no en el escenario como se suele afirmar. Desde entonces, vestir de amarillo se relacionó con tan funesto accidente y dio origen a una de las supersticiones más corrientes del mundo de los escenarios.

Otra leyenda corresponde a Julián Gayarre, un tenor español que murió a raíz de un desvanecimiento en el escenario vistiendo una casaca amarilla durante la representación de “Los pescadores de perlas”. Al cantar una nota aguda, se le quebró la voz y se desmayó. Le diagnosticaron cáncer de laringe, lo que lo hundió en una profunda depresión. Murió en Enero de 1890 con tan sólo 46 años.

Algunas Supersticiones, Sus Orígenes


Desde épocas primitivas, los mitos y leyendas dirigían la vida de los mortales. Con el tiempo y el devenir de las ciencias naturales, muchas de las creencias que en su momento fueron religiosas se volvieron supersticiones, creencias extrañas a la fe religiosa y contrarias a la razón, incluso obsesivas para algunos.

El hombre primitivo, lanzado a un mundo lleno de peligros y aventuras, llegó a la conclusión de que debía haber algo más allá de lo que podía ver. Por ello, entre todas las creencias supersticiosas que hemos heredado, tienen mayor importancia aquellas destinadas a protegernos del mal: acciones y objetos fetiches que nos ayudan a detener cualquier amenaza.

La herradura

Colgar en algún sitio una herradura, el calzado de los equinos, está considerado como el más universal de todos los amuletos de la suerte. Los griegos introdujeron la herradura en la cultura occidental en el siglo IV, y la consideraban un símbolo de buena suerte, pues estaban hechas de hierro, un elemento que se creía que ahuyentaba el mal. Además, su forma emulaba la luna en cuarto creciente, que se consideraba símbolo de fertilidad y fortuna.

Luego, los romanos se apropiaron de este objeto y su creencia pagana en sus poderes mágicos pasó a los cristianos, que dieron a esta superstición su versión basada en San Dunstan.

La leyenda atribuye a San Dunstan el haber otorgado a la herradura, colgada sobre la puerta de una casa, un poder especial contra el mal. Herrero de profesión pero que llegaría a ser arzobispo de Canterbury en el año 959, Dunstan recibió un día la visita de un hombre que le pidió unas herraduras para sus pies, unos pies de forma sospechosamente parecida a pezuñas. Dunstan se dio cuenta de que se trataba de Satanás y explicó que, para realizar su tarea, era necesario encadenarlo a la pared. Así, el santo procuró que su trabajo resultara tan doloroso que el propio Diablo encadenado le pidió misericordia.

Dunstan se negó hasta que el diablo juró no entrar nunca en una casa donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta. Pero no podía colgarse de cualquier forma; sus extremos debía estar hacia arriba, pues de lo contrario su reserva de suerte se vaciaba.

En la Edad Media, se creía que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos, y que cualquier elemento relacionado a los equinos, especialmente su herradura de hierro, las ahuyentaba. La mujer acusada de brujería era enterrada con una herradura clavada en la tapa de su ataúd para impedir su resurrección.

En Rusia, los herreros que forjaba herraduras eran considerados capaces de realizar “magia blanca” contra la brujería, y los juramentos solemnes relativos al matrimonio, los contratos comerciales y las compraventas de propiedades no se prestaban sobre una Biblia, sino sobre los yunques utilizados para martillear las herraduras.

La pata de conejo

Se dice que cargar con una pata de conejo atrae la buena suerte. Antiguamente, se creía que ésta poseía poderes mágicos. La suerte que se le atribuye proviene de una creencia arraigada en un antiguo totemismo, pues el hombre primitivo sabía que los humanos descendemos de los animales, y por ello cada tribu tenía un animal como mascota, tal como hacen los equipos de algunos deportes para atraer la buena suerte.

Los celtas creían que el conejo, al pasar mucho tiempo bajo la tierra, podía comunicarse el mundo subterráneo de las deidades, y por esto, disponía de información que era negada a los humanos. Además, la indiscutible fecundidad de los conejos contribuyó a relacionarlo con la buena suerte y la prosperidad. Poseer cualquier parte del conejo, como la cola, una oreja o una pata, aseguraba la buena fortuna.

¡Toca madera!

Como dice la canción de Serrat, tocar madera contribuye a la buena suerte. Su origen se ubica en los árboles de roble con los indios norteamericanos hace unos 4.000 años, y más tarde con los griegos. Ambas culturas, al observar que el roble era alcanzado frecuentemente por el rayo, pensaron que era la morada del dios de los cielos, según los indios, y de Zeus, según los antiguos griegos.

En Europa, durante la Edad Media, los eruditos cristianos aseguraban que la superstición de tocar madera se originó en el siglo I, y procedía de la crucifixión de Cristo en una cruz de madera. Tocar madera en señal de esperanza era un sinónimo de la plegaria de súplica.

Otras culturas reverenciaban diferentes tipos de árbol, a los que dirigían plegarias. También se creía que los malos espíritus, celosos de las buena noticias, se ahuyentaban con los sonidos fuertes, como el de golpear tres veces una madera.

En Holanda se adhirieron a la superstición de tocar madera, sin importar el tipo; lo que importaba era que la madera estuviera sin barnizar, sin pintar, sin tallar y sin ornamentación.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Leyenda del Conejo de la Luna


Si miramos al cielo en una noche despejada y con una buena visibilidad nocturna, observando atentamente a nuestro astro natural, podremos visualizar, ayudándonos con nuestra imaginación, la imagen de un conejo saltando en él. Una vieja leyenda maya intenta explicar el por qué de esta figura: es la Leyenda del Conejo en la Luna o la del Conejo Lunar.

Esta leyenda cuenta que un día el gran dios maya Quetzalcóatl decidió salir a dar una vuelta por la tierra disfrazado en forma humana. Tras caminar mucho y durante todo el día, a la caída del sol sintió hambre y cansancio, pero sin embargo no se detuvo. Cayó la noche, salieron a brillar las estrellas y se asomó la luna en el horizonte, y ese fue el momento en que el gran Dios decidió tomar asiento a la vera del camino para descansar.

En ello estaba cuando observó que se le acercaba un conejo, que había ido a cenar. Quetzalcóatl le preguntó qué estaba comiendo, y el conejo le respondió que comía zacate, y humildemente le ofreció un poco. Sin embargo, la deidad contestó que él no comía aquello, y que probablemente su fin fuera morir de hambre y de sed. Horrorizado ante tal posibilidad, el conejo se le acercó aún más y le dijo que, por más que él sólo fuera una nimia y pequeña criatura, bien podría servir para satisfacer las necesidades del Dios, y se auto ofreció para ser su alimento.

El corazón de Quetzalcóatl se ensanchó de gozo, y acarició amorosamente a la pequeña criatura. Tomándolo entre sus manos, le dijo que no importaba cuán pequeño fuese, a partir de aquél día todos lo recordarían por aquella acción de ofrecer desinteresadamente su vida para salvar otra. Luego lo levantó alto, tan alto, que la figura del conejo quedó estampada sobre la superficie lunar. Luego volvió a bajarlo cuidadosamente y le mostró aquella imagen suya, retratada para siempre en luz y plata, que quedaría allí por todos los tiempos y para todos los hombres.

Esta leyenda también tiene su versión japonesa, donde el conejo recibe el nombre de Tsuki no Usagi. Según esta versión, apareció un día en un poblado de Japón un viejo que al parecer estaba pasando muchas necesidades, y le pidió ayuda y alimento a tres animales: un mono, que subió a un árbol y le bajó algunas frutas; un zorro, que cazó para él un ave; y una liebre, que no pudo más que regresar sin nada.

Cuando vio el sufrimiento del pobre hombre, sintió mucha pena y culpa; por lo que encendió una hoguera y se introdujo en ella como sacrificio. Al ver esto, el viejo descubrió su verdadera identidad, ya que era un poderoso dios. Apenado por el fin del animalillo, quiso inmortalizar su sacrificio dejando para siempre su estampa en la luna.

Esta versión suele contársele a los niños japoneses, explicándoles luego que los conejos hoy saltan en la tierra intentando alcanzar a su héroe en la luna.

Jack el Destripador


Jack el Destripador (Jack the Ripper en inglés) es el seudónimo dado a un asesino en serie (o asesinos) que actuó en la empobrecida área de Whitechapel en Londres en la segunda mitad del año 1888. El nombre es tomado de una carta a la agencia central de noticias de alguien que decía ser el asesino, publicada mientras se desarrollaban los hechos.

Las leyendas que rodean los asesinatos del Destripador se han convertido en un desorden complejo de investigación histórica, una teoría de conspiración libremente interpretada y folclore. La falta de una identidad confirmada para el asesino ha permitido numerosos comentarios de historiadores e investigadores aficionados (apodados Ripperólogos, "Ripperologists" en inglés) que apuntaban a un gran número de posibles criminales. La prensa escrita, cuya circulación había estado aumentando progresivamente en la época, extendió la noticia y aumentó la notoriedad del asesino debido al salvajismo de los asesinatos y la impotencia de la policía para capturar al causante de todo, con el Destripador evitando ser descubierto a veces por unos pocos minutos.

Las víctimas

Las víctimas eran mujeres que ganaban un salario como prostitutas ocasionales. Los asesinatos típicos de Jack eran perpetrados en un lugar público o semipúblico. La garganta de la víctima era cortada de izquierda a derecha (por lo que, en un primer momento se sugirió que sería diestro, aunque luego se vio la posibilidad de un corte realizado agarrando a la víctima por delante), a lo que le seguía una mutilación abdominal, aunque en algunos casos dichas mutilaciones se extendían a otras partes del cuerpo. Muchos creen hoy en día que las víctimas eran estranguladas previamente para silenciarlas. Debido a la naturaleza de las heridas en varias de las presuntas víctimas del Destripador, algunas con órganos internos extraídos, como el útero, se ha propuesto la idea de que el asesino tuviera un cierto grado de conocimiento de anatomía. Por este motivo, puede ser que se tratase de un médico, cirujano, o incluso un carnicero, aunque esto, como la mayoría de las creencias sobre el asesino y hechos sobre el caso, está muy discutido.

Las cinco víctimas generalmente atribuidas a Jack son:

* Mary Ann Nichols, nacida el 26 de agosto de 1845 y asesinada el viernes 31 de agosto de 1888.

* Annie Chapman, nacida en septiembre de 1841 y asesinada el sábado 8 de septiembre de 1888.

* Elizabeth Stride, nacida en Suecia el 27 de noviembre de 1843 y asesinada el domingo 30 de septiembre de 1888.

* Catherine Eddowes, nacida el 14 de abril de 1842 y asesinada el domingo 30 de septiembre de 1888.

* Mary Jane Kelly, nacida en 1863 y asesinada el viernes 9 de noviembre de 1888.

En ocasiones se ha incluido en la lista a Martha Tabram y Emma Elizabeth Smith, halladas muertas el 6 y el 11 de agosto de 1888 respectivamente, aunque el modus operandi no concuerda con el de los otros crímenes.

El asesino

El 27 de septiembre de 1888, la Agencia Estatal de Noticias recibió una nota en tinta roja cuyo contenido era:

Querido Jefe, desde hace días oigo que la policía me ha capturado, pero en realidad todavía no me han encontrado. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El último es un magnífico trabajo, a la dama en cuestión no le dio tiempo a gritar. Me gusta mi trabajo y estoy ansioso de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito...

Firmado: Jack el Destripador

La expresión "desde el infierno" aparece en la única carta que se atribuye unánimemente al destripador. Fue dirigida a George Lusk, presidente del Comité de Vigilancia de Whitechapel. Llevaba matasellos del 15 de octubre y fue recibida al día siguiente, el 16 de octubre de 1888:

Desde el infierno. Señor Lusk. Señor le adjunto la mitad de un riñón que tomé de una mujer y que he conservado para usted, la otra parte la freí y me la comí, estaba muy rica. Puedo enviarle el cuchillo ensangrentado con que se extrajo, si se espera usted un poco.

Firmado: Atrápeme cuando pueda, señor Lusk

John Grieve, un ex comisario jefe adjunto de Scotland Yard, hizo el primer retrato robot de "Jack el destripador" con los testimonios de trece personas que afirmaron haber visto al supuesto asesino, que estranguló y mutiló a cinco prostitutas en el este de la capital británica.

Los investigadores creen que tenía buena conducta además de una capacidad innata para mezclarse entre la muchedumbre y han llegado a la conclusión de que fue interrogado seguramente por la Policía, que lo descartó porque su aspecto normal no delataba a un sádico como el que buscaban.

Además de tener conocimientos de anatomía, como se ha señalado antes, el asesino debía de tener una buena posición económica pues en varios escenarios del crimen se encontraron uvas, que por aquella época eran muy caras.

Sospechosos

Argumentos como estos han dado pie a numerosas teorías conspirativas que apuntan la autoría de los crímenes al médico de la Reina William Withey Gull, a masones, reputados pintores de la época, o incluso miembros de la familia real británica, como a Alberto, Duque de Clarence. La teoría de Stephen Knight acusa a masones relacionando la palabra "juwes" de la frase:

« The Juwes are the men That Will not be Blamed for nothing »
escrita en un muro después del asesinato de Catherine Eddows, a la leyenda masónica de Hiram Abif y de sus asesinos: Jubela, Jubelo, y Jubelum, los Juwes.

En la década de 1990 se publicó el diario de James Maybrick, un comisionario algodonero de Liverpool donde se declaraba el autor de los crímenes. Sin embargo, el diario es considerado por la mayoría un fraude.

También se halló un pequeño reloj de bolsillo de oro donde está grabado el texto “Yo soy Jack” junto al nombre “James Maybrick", así como las iniciales de las cinco víctimas reconocidas del asesino: Mary Nichols (MN), Annie Chapman (AC), Elizabeth Stride (ES), Catherine Eddowes (CE) y Mary Kelly (MK). Dicho hallazgo ha situado a James Maybrick en el número uno de los sospechosos. Este reloj se descubrió a mediados de los años 90 del siglo XX, poco después de la aparición del supuesto diario personal de James Maybrick, en el que narraba los crímenes que había cometido. Aunque hasta ahora se creía que tanto el diario como el reloj eran una burda falsificación para sacar dinero, unos recientes análisis hechos por la Universidad de Manchester han revelado que el reloj podría ser realmente de la época en que Jack se paseaba por las calles de Whitechapel haciendo de las suyas. Con la ayuda de microscopios electrónicos se han detectado partículas oxidadas de cobre depositadas en el fondo de las iniciales grabadas en el reloj y que pertenecerían a la herramienta con que se hicieron. La Universidad de Bristol también lo analizó y certificó que podía tener "decenas de años de antigüedad", pero que no se podía decir con exactitud.

El posible esclarecimiento de uno de los casos más intrigantes de la historia criminal, tiene a los seguidores y estudiosos de Jack divididos en dos bandos: los que creen que el misterio por fin ha sido resuelto, y los que en cambio creen que esto no es más que una estrategia para ganar dinero.

Asimismo, recientemente se ha dado a conocer una posible identidad del asesino según documentos de Scotland Yard, expuestos en el Black Museum. Se trata de un peluquero llamado Aaron Kosminski que ya fue considerado como sospechoso en la época de los asesinatos.

También se ha mencionado como uno de los sospechosos a Montague John Druitt un abogado, tenista y maestro de escuela que se suicido poco después del asesinato de Mary Kelly. " No dudamos que sea el, el asesino" dijeron sus familiares después que cesaron los crímenes de horror y que se encontró su cuerpo en un acelerado estado de descomposición flotando en el rió Tamesis. Su primera aparición como sospechoso apareció en el Memorados Macnaghten libro escrito por Sir. Melville Macnaghten oficial a cargo de la investigación en el año 1889.

En el año 2006, se descubrió ADN de mujer en una de las supuestas cartas del asesino, por lo que algunos piensan que "Jack" pudo haber sido una mujer " Jill", aunque en ese caso debió de tratarse de una mujer lo suficientemente fuerte como para mutilar los cuerpos de las prostitutas y, lo que es más improbable, con la particular psicología de un asesino sexual en serie.

También se ha sospechado de Walter Richard Sickert (1860-1942), un pintor de origen Alemán radicado en Inglaterra. Patricia Cornwell dedicó una investigación titulada "Retrato de un asesino. Jack el Destripador: caso cerrado" en la que sostiene, tras varios estudios de la evidencia dejada por el destripador, que las semejanzas entre Sickert y el asesino eran muchas como para pensar en que fuese casualidad.

La última teoría, presentada en 2007 por la investigadora francesa Sophie Herfort, apunta a un oficial de policía, Melville Macnaghten (1853-1921), que visitó las escenas del crimen y que se guardó fotos post-morten de las víctimas y que habría cometido los asesinatos para forzar a su superior a dimitir.” Los investigadores de criminología francesa piensan que “Jack el destripador" era un miembro de la policía, su nombre habría sido Melville Macnaghten. Este policía cumplía la función de número tres en Scotland Yard (agencia de policía inglesa). Esta hipótesis se basaría en que Melville había sido puesto al cargo del caso en el año 1889, al mismo tiempo que el asesino dejo de matar. Y al parecer este policía siempre dio datos confusos que más que ayudar desviaba la investigación y en que se comparó la letra de Melville con la de una de las cartas con encabezamiento "Querido Jefe" dirigida a Scotland Yard y parece que ambas letras coinciden.

¿Jack el Destripador en Managua?

En 1997 un antiguo detective de la policía británica, Trevor Marriott, publicó el libro ‘Jack el Destripador’: investigación del siglo XXI, en el que exponía la hipótesis de que Jack el Destripador no se hubiera limitado a matar en Londres, atribuyéndole también una serie similar de asesinatos cometidos en Managua (Nicaragua) en 1889. Marriott argumenta que pudo tratarse de un marino que se valía de la movilidad consecuenta a esta profesión para cometer crímenes en diversos lugares del globo.

Marriott utilizó técnicas policiales modernas para su investigación que duró dos años y basó sus conclusiones en los datos consignados por los médicos y patólogos policiales que estudiaron ambos casos en su momento, pero también en pruebas circunstanciales como el hecho de que los asesinatos de Witchapel tuvieran lugar cerca del puerto o la frecuencia con que sucedieron.

Marriott cree haber identificado también el barco en el que Jack estaba enrolado. Se trataría del "Sylph", un carguero de 600 toneladas que atracó en Londres tras llegar de las islas Barbados en julio de 1888, un mes antes del asesinato de la primera víctima del Destripador, Mary Ann Nichols, y que regresó al mar Caribe el 22 de noviembre, dos semanas después de la muerte de Mary Jane Kelly. A partir de ese momento el asesino pudo continuar sus crímenes con los asesinatos de Managua, descritos por el diario Times como "seis de los asesinatos más atroces que se hayan cometido dentro de los límites de esta ciudad". Marriot atribuye también a este asesino la autoría de dos asesinatos más. En primer lugar, le hace responsable del asesinato en Londres, el 17 de julio de º1889, de una sexta prostituta, Alice McKenzie, crimen que no le había sido atribuido con anterioridad. En segundo lugar le hace responsable de otro asesinato cometido en Hamburgo en octubre de 1889 y reportado por el periódico "Washington Star" que informó del hallazgo del cuerpo mutilado de una mujer en Flensburg, un puerto de donde partían frecuentemente barcos con destino a Londres. De hecho el autor de la noticia del "Washington Star" se preguntaba si el destripador habría abandonado Inglaterra para continuar sus crímines en Alemania.

En palabras de Marriott "En ese momento, los detectives estaban convencidos de que el asesino era alguien que vivía o trabajaba en el barrio de Whitechapel. Pasaron completamente por alto el hecho de que existía un patrón que apuntaba a la posibilidad de que el asesino pudiera haber sido un marinero que visitaba Whitechapel sólo ocasionalmente, lo cual explica las brechas de tiempo entre los homicidios."

Esta hipótesis coincide con el argumento de la novela de 2001 La muerte de Acuario, del escritor nicaragüense "Arquímedes González". En la novela, la verdadera identidad de Jack es la de Francis Tumblety, un estadounidense que realmente llegó a ser detenido con relación a los asesinatos, escapando posteriormente sin que fuera acusado formalmente. Tumblety era un timador que se hacía pasar por médico, además de un misógino que coleccionaba en su casa úteros de mujer. Curiosamente está documentado que a principios de 1989 se registró la llegada a Managua de un tal Francis Tumblety, hecho este que inspiró a González para escribir su novela.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cecilia de Roma


Cecilia de Roma, conocida como santa Cecilia (en latín sancta Caecilia), fue una noble romana, convertida al cristianismo, que —según la tradición— fue martirizada por su fe entre el año 180 y 230.

La Iglesia Católica y la Ortodoxa conmemoran su muerte el 22 de noviembre.

En la Iglesia católica, es patrona de la música, de los poetas, de los ciegos (como santa Lucía de Siracusa) y de las ciudades de Albi (Francia) , Omaha (estado de Nebraska, EE. UU.) y Mar del Plata (Argentina).

Sus atributos son el órgano, la laúd y las rosas.

En honor a ella, un importante movimiento de renovación de la música sacra católica de finales del siglo XIX recibió el nombre de cecilianismo.

Leyenda

Hacia la mitad del siglo V aparecieron unas Actas de santa Cecilia en latín. Fueron utilizadas en los prefacios de las misas del Sacramentarium Leonianum. Según este texto, Cecilia había sido una virgen de una familia senatorial romana de los Metelos, que se había convertido al cristianismo desde su infancia. Sus padres la dieron en matrimonio a un noble joven pagano, Valerius («Valeriano»). Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella había entregado su virginidad a Dios y que un ángel celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera piedra miliaria de la Vía Apia dónde debía encontrarse con el papa Urbano I.

El diálogo, según la tradición, transcurrió así:

Cecilia: Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí.
Valeriano: Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides.
Cecilia: Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel.
Valeriano obedeció y fue al encuentro de Urbano, el papa lo bautizó y Valeriano regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces se apareció un ángel a los dos y los coronó como esposos con rosas y azucenas. Cuando Tiburcio, el hermano de Valeriano, se acercó a ellos, también fue convertido al cristianismo y a partir de entonces vivió con ellos en la misma casa, en completa pureza.
El prefecto Turcio Almaquio condenó a ambos hermanos a la muerte. El funcionario del prefecto, Máximo, fue designado para ejecutar la sentencia. Pero se convirtió al cristianismo y sufrió el martirio con los dos hermanos. Cecilia enterró sus restos en una tumba cristiana. Luego la propia Cecilia fue buscada por los funcionarios del prefecto. Fue condenada a morir ahogada en el baño de su propia casa. Como sobrevivió, la pusieron en un recipiente con agua hirviendo, pero también permaneció ilesa en el ardiente cuarto. Por eso el prefecto decidió que la decapitaran allí mismo. El ejecutor dejó caer su espada tres veces pero no pudo separar la cabeza del tronco. Huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre. Cecilia vivió tres días más, dio limosnas a los pobres y dispuso que después de su muerte su casa debía dedicarse como templo. El obispo Urbano la enterró en la catacumba de Calixto, donde se sepultaban los obispos y los confesores.

El relato así no tiene valor histórico; es un romance pío, como tantos otros recopilados en los siglos V y VI. La existencia de los mencionados mártires, sin embargo, es un hecho histórico. La relación entre Cecilia y Valeriano, Tiburcio y Máximo, mencionados en las Actas, tienen quizá algún fundamento histórico.

Explicación de la leyenda

Los historiadores creen que Valeriano y Tiburcio fueron verdaderos mártires cristianos, pero que Cecilia probablemente sea un mito. No se la menciona en ninguna de las listas hagiográficas en boga en esa época, hasta la aparición de las Actas de santa Cecilia (aprox. 480). La basílica actual (Santa Cecilia in Trastévere) se encuentra en un sitio que a fines del siglo V era una casa doméstica, y es posible que una mujer piadosa donara su casa para que se convirtiera en una iglesia. La bella iglesia actual se encuentra cerca del puerto Ripa Grande sobre el río Tíber, donde estaba situado el gueto.

Existe una explicación del mito: cerca del sitio de la iglesia Santa Cecilia en Trastévere se encuentra el templo de la Bona Dea Restituta. Esta ‘buena diosa de la restitución [de la salud]’ era la diosa romana que curaba la ceguera. Y la palabra latina correspondiente a la ceguera es cæcitas (muy parecido a Cæcilia).

Referencias históricas


La referencia histórica más antigua sobre Cecilia se encuentra el Martyrologium Hieronymianum, lo que indica que en el siglo IV la Iglesia romana ya la conmemoraba. En este martirologio de Jerónimo su nombre se menciona el 11 de agosto, que es la fiesta del mártir Tiburcio. Pero evidentemente se trata una adición equivocada y tardía, debido al hecho que este Tiburcio, que fue enterrado en la Vía Labicana, fue identificado erróneamente con Tiburcio, el cuñado de Cecilia mencionado en las Actas de santa Cecilia.

En el mismo martirologio se la menciona el 16 de septiembre, con una nota topográfica: «Appiâ viâ in eâdem urbe Româ natale et passio sánctæ Cecíliæ virginia» (‘en la Vía Apia de la ciudad de Roma, nació y murió la santa virgen Cecilia’). El 16 de septiembre podría ser el día del entierro de la mártir. La fiesta de la mártir que se menciona el 22 de noviembre, en cuyo día se celebra todavía, fue preservada en el templo dedicada a ella del barrio del Trastévere en Roma. Por consiguiente, su origen probablemente se remonta a esta iglesia.

Las primeras guías medievales de los sepulcros de los mártires romanos señalan su tumba en la Via Apia, al lado de la cripta de los obispos romanos del siglo III.[3] De Rossi localizó el sepulcro de Cecilia en las catacumbas de Calixto, en una cripta adjunta a la capilla de la cripta de las papas; un nicho vacío en una de las paredes que probablemente contenía un sarcófago. Entre los frescos posteriores que adornan la pared del sepulcro, aparece dos veces la figura de una mujer ricamente vestida, y aparece una vez el papa Urbano I (quien —según las Actas de santa Cecilia— había tenido una estrecha relación con la mártir).

Venancio Fortunato, obispo de Poitiers muerto en el año 600), en su libro Miscellánea (1.20 y 8.6) escribió que entre el 176 y el 180 (en la época del emperador Marco Aurelio) había muerto una Cecilia en la isla de Sicilia. Ado (Martirologio, «22 de noviembre») sitúa el momento de la muerte de Cecilia en el reinado de Marco Aurelio y Cómodo (aproximadamente el 177). De Rossi (en Sotterránea de Roma, 2.147), intenta demostrar que la declaración de Venancio Fortunato es la más segura históricamente.

En otras fuentes occidentales de la baja Edad Media y en el Synaxaria griego, el martirio se sitúa en la persecución de Diocleciano (aunque se refiere probablemente a una mártir verdadera llamada Cecilia, africana, quien sufrió la persecución de este emperador, y su día se conmemora el 11 de febrero). P. A. Kirsch intentó fijar la fecha en el tiempo del emperador Alejandro Severo (229-230); Aubé, en la persecución de Decio (249-250); y Kellner, en la de Juliano el Apóstata (362).

Ninguna de estas opiniones está suficientemente establecida, ya que las Actas de santa Cecilia (única fuente disponible) no ofrecen ninguna evidencia cronológica. La única indicación temporal segura es la localización de la tumba en la catacumba de Calixto, en inmediata proximidad a la antiquísima cripta de los papas, en la que fueron enterrados los papas Ponciano y Antero, y probablemente también Urbano I.

La parte más antigua de esta catacumba fecha todos estos eventos al final del siglo II; por consiguiente, desde ese momento hasta la mitad del siglo IV es el período dejado abierto para el martirio de Cecilia: 180 a 350.

En las firmas del Concilio Romano de 499 se menciona al templo de Cecilia como títulus sánctæ Cæcíliæ.

Reliquias

En el documento que enlista las reliquias en la catedral de Valencia, se encuentra una costilla de santa Cecilia (junto con la nuca de san Pedro Apóstol, el brazo y mano derecha —con carne y piel— de san Lucas, un pedazo de la cabeza de san Sebastián y un hierro de las saetas con que fue martirizado, dos monedas de la venta de Cristo, un cuerpo entero de un Santo Inocente, el Santo Grial y cabellos de la Virgen María, entre otros).

Los cuentos de Canterbury

El «Cuento de la segunda monja», de Los cuentos de Cantérbury de Chaucer (fines del siglo XIV) dan un recuento de la vida de Cecilia, con una pequeña mención a la música:

And whyl the organs maden melodye / To God alone in herte thus sang she
Y mientras los órganos hacían melodías / a Dios solo en el corazón así cantó ella
Que es la traducción del texto que se encuentra en los Actos de santa Cecilia: «... Mientras sonaban los instrumentos musicales, ella en su corazón a su único Señor cantaba».

Error de traducción

La reputación artística de Cecilia fue, probablemente, el resultado de una mala traducción de los Actos de santa Cecilia.

Venit dies in quo thalamus collacatus est, et, cantantibus organis, illa [Cecilia virgo] in corde suo soli Domino decantabat [dicens]: Fiat Domine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confundar
‘Vino el día en que el matrimonio se celebró, y, mientras sonaban los instrumentos musicales, ella (la virgen Cecilia) en su corazón a su único Señor cantaba [diciendo]: [Señor,] haga el corazón mío y el cuerpo mío inmaculados y no confunda.’
La palabra latina organis, que significa ‘instrumentos musicales’ se tradujo como el recién inventado ‘órgano’. Entonces la frase se volvió ‘ella cantaba y se acompañaba con el órgano’. Y así Cecilia se volvió patrona de la música, y a partir del siglo XV (en el ámbito del Gótico cortés) se empezó a pintar a la santa cargando un pequeño órgano portátil, y otros instrumentos (clavicémbalo, laúd, etc.).

No ‘órgano’ sino ‘instrumentos de tortura’


En realidad los códices más antiguos no dicen canentibus organis (canentibus como sinónimo de cantantibus), sino candentibus organis, Caecilia virgo.... Los «órganos» no serían ‘instrumentos musicales’, sino ‘instrumentos de tortura’, y la antífona describiría que Cecilia, ‘entre las herramientas candentes, cantaba a su único Señor en su corazón’. La antífona no se referiría al banquete nupcial, sino más bien al momento del martirio.

Aún hoy, se cree que el padrinazgo de la música le fue otorgado a santa Cecilia por haber demostrado una «atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos: su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música».

Papa Gregorio XIII

Pasaron más de mil años para que Cecilia se volviera patrona de la música. En el año 1594 el papa Gregorio XIII le dio oficialmente el nombramiento.

En el año 1594 santa Cecilia fue nombrada patrona de la música por el Papa Gregorio XIII y, a través de los siglos, su figura ha permanecido venerada por la cristiandad, con ese padrinazgo. Su fiesta es el 22 de noviembre, fecha que corresponde con su nacimiento y que ha sido adoptada mundialmente como el Día de la Música. El padrinazgo de la música le fue otorgado por haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.

A través de los siglos, la figura de Cecilia ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo. Por alguna razón en algunos textos el 22 de noviembre aparece erróneamente como su fecha de nacimiento (aunque la tradición señala que se trata del día de su muerte), que ha sido adoptada en muchos países como el Día de la Música.

Desde el siglo XVII en Francia, Italia y Alemania se celebraba su día con festivales musicales. En 1683, la Musical Society of London estableció los festivales anuales del Día de Santa Cecilia, donde hasta el día de hoy participan los más grandes compositores y poetas británicos.

Henry Purcell

Henry Púrcell publicó en 1683 la oda Laudate Ceciliam para el primer festival anual de santa Cecilia. El latín del texto es bastante macarrónico, el poeta que lo escribió probablemente era uno de los caballeros de la Sociedad Musical de Londres, seguramente más músico que erudito en latín. La oda simplemente llama a todos a alabar a Cecilia con voces e instrumentos. Más tarde compuso Welcome to all the pleasures (Z339) y dos odas: Raise, raise the voice (1685, Z334) y Hail, bright Cecilia! (1692, Z328). Igualmente siguió componiendo otras obras memorables para el festival, como el Te Deum y Jubilate Deo (en re mayor).

Un himno para santa Cecilia de Herbert Howells, está basado en el texto de Ursula Vaughan Williams. Es una canción referida a la historia de Cecilia, con un fuerte romanticismo agregado. Habla de canciones, la primavera de la mocedad, el regocijo celestial, las nupcias del corazón, el anillo de fuego, y finalmente el martirio de la virgen. Finalmente ensalza al inmortalidad de la música:

Así que desde la Tierra otra canción se elevará
Para encontrar a los tuyos en el sempiterno deleite de los cielos.
Púrcell murió el 21 de noviembre del año 1695), un día antes del Día de Santa Cecilia.

Haendel

La Oda para el Día de Santa Cecilia (Ode for St. Cecilia's Day) y La fiesta de Alejandro de Händel son poemas musicalizados que escribió el poeta John Dryden (para el Día de Santa Cecilia de 1687 y 1697, respectivamente) por encargo de la Sociedad Musical de Londres. (Más tarde, en 1889, el compositor Sir Hubert Parry las volvió a musicalizar).

Ambos poemas reflejan el ideal clásico de que el orden del ser humano y de la sociedad reflejan el orden universal, y que el arte (en este caso, la música) impone el orden sobre el caos.

La Song (canción) de Dryden, se convirtió en la Oda para el Día de Santa Cecilia de Handel. Nota bene: Handel compuso esta oda en 1736, cuatro años antes de componer el Mesías. En esta melodía se detecta un fuerte parecido con el estribillo del «Aleluya».

Benjamin Britten

El compositor Benjamin Britten nació el Día de Santa Cecilia, el 22 de noviembre, y William H. Auden escribió el poema Anthem for St. Cecilia’s Day (Himno al Día de Santa Cecilia) especialmente para él. Estos dos hombres, ambos británicos, eran amigos muy cercanos; a principios de los años cuarenta incluso vivían en la misma casa que compartían con el tenor Peter Pears, compañero de toda la vida de Britten. Eran gays, en una época en que había mucho menos aceptación de la homosexualidad que la que existe ahora, incluso entre escritores y músicos. En la poesía y en el tratamiento de la poesía, se pueden encontrar pasajes sensuales, referencias a la inocencia perdida, y varios dobles sentidos. Auden conocía bien la depresión que Britten sufrió toda su vida, y su lucha con la culpa y la autoaceptación.

Himno a santa Cecilia

El himno de santa Cecilia tiene tres secciones, cada una termina con una invocación que reconoce a Cecilia como patrona de la música y le ruega que la inspiración musical sea un puente entre lo finito y lo infinito.

La primera parte del poema se relaciona con la leyenda popularizada en el siglo XVI. «Santa dama», «cadencia reverente», «salmo sutil», «virgen inocente», «cisne negro» son palabras reminicentes de los madrigales del siglo XVI. El símbolo del cisne se refiere a que en el momento de la muerte, el alma de un poeta entra en un cisne. Y el negro —un color muy raro para un cisne— es una alusión al hábito negro de una monja (Cecilia era virgen).

La referencia a «construyó un órgano para hacer más grande su plegaria» (constructed an organ to enlarge her prayer) es un préstamo del texto del poema La fiesta de Alejandro de Dryden (enlarg'd the former narrow bounds and added length). Por cierto Auden era consciente de las implicación sexual de esta frase.

Afrodita era la diosa griega de la fertilidad. Su contraparte romana era Venus, quien flotaba sobre una concha (como en la famosa pintura de Botticelli). Ella es lo opuesto a santa Cecilia: Afrodita rubia contra cisne negro; la sensual y voluptuosa contra la inocente y pura. Venus era la madre de Eneas, o sea la madre de la raza latina. Y Cecilia fue martirizada por los romanos.

Templo de santa Cecilia

Alrededor del año 821, el papa Pascual I (817-824) hizo demoler la humilde iglesia situada en el barrio del Trastévere de Roma y la reconstruyó con gran esplendor. Basándose en las Actas de santa Cecilia, el papa hizo investigar las catacumbas de Calixto para recuperar sus reliquias. Sin embargo, definitivamente no había restos reconocibles, por lo que Pascual creyó que los lombardos las habían robado en su invasión de Roma.

Sin embargo, para instalar el templo necesitaba reliquias, por lo que declaró que Cecilia se le había aparecido y le había exhortado continuar su búsqueda en otras catacumbas, porque él ya había estado junto a ella (es decir, cerca de su tumba). Por consiguiente, volvió a buscar en la catacumba de Pretextato, y encontró unos restos cubiertos con costosos ropajes de brocados de oro y con las ropas empapadas en su sangre a sus pies. El papa declaró que esas eran las reliquias de Cecilia. Esto contradecía el texto que señalaba que ella había sido enterrada en la catacumba de Calixto, pero el papa opinó que seguramente los restos habían sido trasladados a la catacumba de Pretextato para salvarlos de los primeros saqueos de los lombardos.

El papa Pascual encontró otros restos en los nichos cercanos, y los trasladó juntos con los de santa Cecilia, declarando que eran los de Valeriano, Tiburcio y Máximo, y también las de los papas Urbano y Lucio. Enterró todos bajo el altar mayor de la iglesia de Santa Cecilia en el Trastévere.

En 1599 (780 años después), el cardenal Paolo Emilio Sfondrato, en ocasión del próximo jubileo del año 1600, escribió que durante la restauración de la basílica había abierto el sarcófago de santa Cecilia y la había encontrado incorrupta y en la misma posición descrita por el papa Pascual.

Sfondrati mandó al escultor Stefano Maderno a esculpir una estatua de mármol jaspeado de la santa, que se encuentra colocada bajo un baldaquino detro de la iglesia. La leyenda dice que el cardenal le mostró al escultor los restos de la santa incorrupta, como dormida, y que Maderno la representó tal como la vio. La santa lleva en la cabeza un tocado que muestra su condición de santa romana antigua. Una copia de la estatua se encuentra en las catacumbas, en el lugar en el que supuestamente fue enterrada.

Iconografía

Las representaciones más antiguas de Cecilia la muestran en la actitud usual de los mártires en el arte cristiano de los primeros siglos: o con la corona del martirio en su mano o en actitud de oración. En el ábside de su iglesia en el Trastévere todavía se conserva el mosaico hecho debajo de la imagen del papa Pascual, en el que se la representa con ricos vestidos como protectora del papa.

Los cuadros medievales de la santa son muy frecuentes; desde los siglos XIV y XV se le asigna como atributo un órgano, o se la representa sentada tocando el órgano, evidentemente para expresar lo que se le atribuyó erróneamente a menudo en los panegíricos y poemas basado en una mala traducción de las Actas de Santa Cecilia: Cantátibus órganis [...] illa decantábat. Posiblemente el cantántibus órganis fue interpretado erróneamente como si la propia Cecilia hubiera sido la organista. De este modo se generó el mito de que la santa estaba estrechamente relacionada con la música.

Santa Cecilia y la música

Es un poco incierto el motivo por el que Cecilia terminó siendo la patrona de la música. La música siempre tuvo un papel contradictorio en la interpretación de la leyenda de Cecilia. Como Cecilia rechazó los instrumentos para cantar a su Señor, se puede entender que para ella la música era algo que había que rechazar para abrazar la virtud (En cambio desde fines del siglo XVI, Cecilia se empezó a pintar sin halo, se muestra cada vez más como una artista, menos frecuentemente sentada al órgano, y casi siempre ejecutando instrumentos mundanos.

Este cambio de normas significaría que la práctica musical en sí misma se estaba convirtiendo en la quintaesencia de la virtud, y teniendo como meta el virtuosismo. Algunas pinturas, como las de Artemisia Gentileschi y Bernardo Strozzi, muestran la conexión entre la ejecución virtuosa, la imagen cada vez más fuerte del artista, y una cultura que en el curso del siglo XVI se vuelve cada vez más extravertida.

Otros patronos de la música

En otros momentos de la historia, la música se relacionaba con el rey David (que tocaba una especie de cítara). También san Jerónimo de Estridón, san Antonio de Padua y san Francisco de Asís se representaban en un contexto musical.

Existen cuadros de la Edad Media en que María Magdalena aparece bailando sola al son de instrumentos profanos. En la iglesia dedicada a María Magdalena, en la aldea de Cusiano, en el norte de Italia, su vida es representada en una serie de frescos atribuidos a Giovanni y Battista Baschenis (1475-1495), dos artistas bastante desconocidos que provenían de una familia de pintores de donde surgiría el conocido pintor Evaristo Baschenis (1617-1677).

En uno de los episodios, inspirados en la Legenda áurea, se ve un trompetista anunciando la llegada de la Magdalena a Marsella (puerto de la actual Francia) embarazada, en compañía de Marta, María y Lázaro de Betania (que por un error de interpretación de los Evangelios, en esa época se consideraban sus hermanos). En los últimos dos frescos, tres ángeles ejecutan un concierto mientras otros ángeles portan su alma al cielo.

Santa Cecilia y Florencia

Actualmente es universal el estatus icónico de Santa Cecilia como patrona de la música, aunque al principio se la relacionaba solamente con Roma, donde su antiquísima basílica fue construida en el siglo V. El renacimiento de su culto en el siglo XVII generó un renovado interés por parte de poetas, músicos y pintores (muchos de ellos en la órbita romana).

Su narración se basa en la Leyenda dorada (del s. XIII) y en escenas de su vida pintadas a principios del s. XIV. No son muy conocidas las conexiones entre santa Cecilia y Florencia, donde una nueva academia musical la adoptó como patrona en 1607. Bajo el reinado de los Médici, Florencia estaba dominada por santos; pero con el renovado interés en el culto de Cecilia, su imagen empezó a proliferar entre los artistas florentinos (tales como Artemisia Gentileschi y Carlo Dolci) y específicamente por las mecenas Médici (la arquiduquesa María Maddalena y Vittoria della Rovere). Además, existió una relación especial entre santa Cecilia y la joven cantante florentina Arcángela Paladini (m. 1622), quien puede haber sido la modelo para una de las pinturas de Artemisia Gentileschi de la virgen mártir.

Es notable la transformación de Cecilia desde una virgen en éxtasis (establecida especialmente por la obra de Rafael en 1515) hasta la figura alegórica que crearon los artistas del s. XVII como una musa inspiradora, la personificación misma de la música.

Academias de música

Cuando se fundó en Roma la Academia de la Música en 1584 fue nombrada patrona del instituto, después de lo cual su veneración como patrona de la música de la iglesia se generalizó universalmente; hoy existen por todas partes las sociedades de cecilianos (asociaciones musicales).

Cayetano de Thiene


San Cayetano fue un presbítero italiano. Nació con el nombre de Gaetano di Thiene en Vicenza (en el norte de Italia) en octubre de 1480 y falleció en Nápoles (en el sur de Italia) el 7 de agosto de 1547.

Vida

Gaetano fue un noble vicentino. No hay certezas acerca de la fecha de nacimiento. Pertenecía a la familia de los condes de Thiene. Fue el último de los tres hijos del conte Gasparo di Thiene (un militar que murió en 1492) y de la condesa Maria da Porto, que más tarde —víctima de un excesivo celo religioso— abandonaría a la familia y se convertiría en terciaria dominica. Recibió el nombre de Gaetano en honor a un tío recién fallecido, que era un canónigo docente de Derecho en la Universidad de Padua, que había nacido en Gaeta (pintoresco pueblo costero, a 70 km al sudeste de Roma).

Gaetano estudió leyes en la Universidad de Padua. En 1506 (a los 25 años de edad) gracias a las relaciones de su familia, tuvo la oportunidad de ser nombrado protonotario apostólico en la corte del papa Julio II, en Roma. Desde ese puesto ayudó a reconciliar la Santa Sede con la República de Venecia. Se retiró de la vida cortesana en 1513 y fundó una sociedad de sacerdotes y prelados, llamada el Oratorio del Amor Divino. Fue ordenado sacerdote dos años después (a los 35 años).

Trabajó como confesor. En 1522 retornó a su pueblo, Vicenza. En Venecia fundó el Ospedale degli Incurabili, un hospital para enfermos incurables.

En 1516, Martín Lutero luchaba en Alemania contra el comercio de indulgencias, lo que terminaría dividiendo a la Iglesia (la Reforma). Algunos sacerdotes católicos tenían la erronea idea de que podían vender indulgencias y habían convencido a sus feligreses de que cualquier persona podía comprarlas, ya fuera para sí misma o para un pariente muerto que permanecía en el Purgatorio. Gaetano dedicaría su vida a luchar contra La Reforma.

En el año 1524 fundó la orden de los Teatinos (o Clérigos Regulares) junto con el obispo Juan Pedro Caraffa (1476-1559), que más tarde sería elegido papa con el nombre de Pablo IV.

A ellos se les sumó Bonifacio dei Colli (m. 1558) y también Paulo Consiglieri (m. 1557). La Orden de los Clérigos Regulares fue aprobada por Clemente VII el 24 de junio de 1524 y confirmada definitivamente en 1532. Gaetano estaba convencido de que la Iglesia necesitaba luchar contra la Reforma protestante y servir a los más pobres. La fundación de los Clérigos Regulares tenía como objetivo renovar el espíritu y la labor misionera de los sacerdotes.
A esta orden se la llamó de los «teatinos» por el nombre latino de la ciudad de Chieti (Theate), la ciudad donde era obispo Caraffa. Tenían como regla que no debían poseer nada, ni debían pedir nada. Debían vivir únicamente de las limosnas que los fieles les ofrecieran espontáneamente.

Para paliar las necesidades de los pobres, fundó la organización de beneficencia Monte di Pietà (que posteriormente se convirtió en el Banco de Nápoles), como una alternativa a los usureros («tiburones del préstamo»).

En Venecia se asoció con un miembro de su asociación Amor Divino que trabajaba en el Hospital de los Incurables, Girolamo Emiliani —noble veneciano que después de una juventud aventurera, decidió en 1531 dedicarse a los pobres y huérfanos (aunque permaneciendo laico)—, a quien ayudó a fundar otra orden de clérigos regulares, los padres somasquinos.

Como carisma apostólico, Gaetano jugaba con los parroquianos varones, con quienes apostaba el rezo de oraciones, rosarios de madera, velas devocionales, o bien servicios y trabajos manuales en la iglesia.

Su emblema es la aparición de la Virgen María.

Falleció siendo el superior de su orden, en Nápoles. Sus reliquias se encuentran en la iglesia de Santo Paolo, en Nápoles.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Pánico en el Probador, leyenda urbana


Durante los años 70 existió en Barcelona una tienda llamada La Sirena. Oficialmente se dedicaba la venta de fajas y sujetadores, pero, a decir popular, detrás de su amplio surtido de lencería femenina y de la amable sonrisa de sus dependientas se escondía un sórdido negocio de trata de blancas. Un negocio de exportación que se abastecía raptando a las clientas más hermosas de la tienda.

Todo sucedía en los probadores. Mientras la muchacha se cambiaba de ropa, desde una habitación contigua era accionado un botón que hacía girar sobre su eje al espejo, dejando libre la entrada a una sala secreta en la cual era retenida. Aunque este extremo no está claro, ya que algunos afirmaban que las victimas eran transportadas al sótano a través de un montacargas oculto. De cualquier manera, no volvían a salir a la calle por la puerta principal.

A veces la chica iba acompañada por su novio, quien quedaba obligado por las normas decorosas de la época a aguardar fuera de la tienda. El muchacho esperaba entonces, tal vez durante horas, a que su novia saliese, y cuando finalmente entraba en el local las dependientas le decían que ella ya se había marchado hacía tiempo. Resulta fácil imaginar la sensación de confusión e irrealidad que el joven sentiría en ese momento.

Por su parte, las muchachas eran transportadas al puerto, suponemos que camufladas dentro de algún tipo de embalaje, y descargadas en el estómago de algún mugriento carguero que en poco tiempo zarpaba rumbo a Oriente Medio. El destino final de las jóvenes, según se comentaba, consistía en engrosar las filas del harem de algún jeque.

En la Barcelona de los años 70, hombres y mujeres de bien transmitieron esta historia como verídica, contándola con creciente indignación (y puede que con cierta delectación morbosa) hasta que toda Cataluña fue un clamor en contra de las corseteras de La Sirena. Llegó el momento en que la policía intervino, y no halló absolutamente ninguna prueba que la respaldara.

Antonio Ortí, que recoge esta historia en Leyendas urbanas en España, encuentra su origen en una rivalidad comercial. Simplemente, un competidor de la tienda envió a la prensa una nota malintencionada en la cual lanzaba el rumor sobre los secuestros. Su transmisión se avivó por el recelo que despertaban en aquella época las corseteras, mujeres independientes y, por tanto, blanco fácil para el descrédito. Poco antes habían sido las corseteras de Orleáns las acusadas de similares delitos, después la leyenda se extendería, poniendo bajo sospecha a probadores de medio mundo.

Leyendas urbanas Sobre la Coca-Cola y su Secreto


El imperio Coca-Cola nunca ha estado exento de que, cada cierto tiempo, surjan nuevos bulos respecto a sus productos que acaban convirtiéndose en Leyendas Urbanas. Recordemos que las leyendas urbanas pretenden ser siempre relatos verosímiles -aunque contengan datos que apunten a lo contrario- para asustar a la sociedad. El boca a boca es su principal vía de comunicación lo que fomenta que, cada vez que se narra la historia, se añadan nuevos elementos imaginarios a ésta.

En el caso concreto de la Coca-Cola, la empresa ha padecido una auténtica campaña de difamación. A pesar de todo, sigue siendo líder en ventas de refrescos, muy por encima del resto de compañías. ¿Cómo consigue escapar a las oleadas de Leyendas Urbanas que suelen proliferar cada cierto tiempo?…

Sin duda, la más popular es la que habla sobre su supuesto ingrediente secreto. En un principio, su creador, un farmacéutico, elaboró un jarabe para combatir las nauseas y mareos. Su compuesto principal eran las hojas y semillas de coca.

Una vez que se prohibió el uso de estas sustancias opiáceas, se tuvo que sustituir la fórmula de este jarabe. Es aquí donde se gestó el secreto mejor guardado de la historia: la fórmula secreta de la Coca-Cola -que dicen está a buen recaudo en una caja fuerte de EEUU-. Ahora bien, su creador vendió la patente por 2300 dólares. Se desconoce cuáles fueron los cambios hechos por The Coca-Cola Company. Muchos han acusado a la marca de seguir usando cocaína, de ahí que enganche de manera muy fuerte a los consumidores. La OMS ha declarado que no contiene restos de opiáceos, así que tiene que ser otra cosa, ¿qué podrá ser?

Centrándonos en las leyendas propiamente dichas, otra muy popular es la que reza que hay latas contaminadas por orín de la ratas. Dicen que éstas se posan en los palets donde están guardadas las Coca-Colas y que orinan sobre éstas. Cuando llega una a nuestras manos y bebemos directamente de ellas, inmediatamente somos infectados por una enfermedad mortal. ¿Conoces algún caso cercano?

Luego están las que inciden en que sus ácidos disuelven cualquier cosa: desde la sangre humana -aseguran que la policía la utiliza para limpiar escenarios de crímenes-, clavos (en cuatro días), filetes y hasta que el uso de Coca-Cola ayuda a desatascar las tuberías.

También las hay que van más allá: algunos afirman que la Coca-Cola Zero produce cáncer, que la Fanta Uva produce tumores rectales, etc. Asimismo, con motivo del atentado terrorista en la estación de Atocha de Madrid (11-M), hubo algún avispado que aseguró -vía e-mail- que un terrorista le había alertado que no bebiera Coca-Cola a partir del 3 de Abril…
Evidentemente, todas estas informaciones son Leyendas Urbanas, por lo tanto, meros bulos. Es increíble cómo Coca-Cola ha sabido salir del paso de estas historias, quizás debido a que por lo absurdo de sus planteamientos se intuyan que son totalmente falsas. Éstas son algunas de tantas… ¿Hay alguna que te haya llamado especialmente la atención?

La Leyenda de Nian, Monstruo Chino del Año Nuevo


Una antigua leyenda china cuenta la historia de un monstruo carnívoro llamado Nian, muy fuerte, con una gran cabeza y cuernos afilados. Nian vive en las profundidades del mar durante todo el año, pero cada víspera del Año Nuevo chino sube a la tierra para devorar el ganado y a los seres humanos que encuentra a su paso. Por tanto, todos los chinos, los habitantes de los pequeños pueblos que viven cerca del mar, con la llegada del Año Nuevo chino, corren para refugiarse de Nian.

La víspera de un Año Nuevo chino apareció un hombre de pelo gris en un pueblo. Pidió permiso para permanecer toda la noche fuera y les aseguró a todos que iba a cazar a la bestia. Nadie le creyó. Viendo que no podía ser persuadido, los habitantes le dejaron marchar.

Cuando la bestia llegó al pueblo para causar estragos, se encendió una ristra tremenda de petardos. Asustado por el ruido y los destellos de las luces, la bestia huyó precipitadamente de allí. Al día siguiente, cuando los habitantes del pueblo regresaron de su huida, encontraron que todo estaba intacto. No había rastro del hombre que había logrado detener a la bestia.

Pero en su lugar hallaron tres elementos preciosos con los que había logrado cazar a la bestia. Todos comenzaron a creer que aquel hombre debía ser algún dios que había venido para ayudarles a ser liberados de Nian. Desde entonces, todos los chinos, en Año Nuevo, cuelgan banderas rojas y lanzan petardos en espera de la noche. La costumbre se propagó a lo largo y ancho del país, y se convirtió en la gran fiesta tradicional de Nian. Precisamente, Nian significa en chino “año”.

Por tanto, la celebración del Año Nuevo en China debiera llamarse más bien Paso de Nian, o Gou Nian en chino. Sin embargo, el término fue poco a poco cambiando hasta Festival de Primavera, después de que el Partido Comunista Chino tomara el poder. A medida que ha ido pasando el tiempo, la gente se ha ido olvidando de la leyenda.

De todas maneras en muchos lugares aún se mantiene la tradición de lanzar petardos por las calles, y mantener las luces encendidas, no vaya a ser que algún año, cuando menos lo esperan, pueda regresar Nian, y acabe con todos.

Fantasmas Hambrientos del Séptimo Mes Lunar Chino


China es un país profundamente místico, y por lo tanto, creyente en mitos y leyendas de fantasmas. Sin embargo, quizás sean también sus creencias filosóficas, o su lucha constante por la armonía tanto física como, sobre todo, espiritual la que los lleve a convivir con esas viejas leyendas de una manera sana y respetuosa.

El séptimo mes lunar es, en China, el más importante para esas creencias populares. Fines de verano significa para los chinos la liberación de los viejos fantasmas, la aparición de los espíritus vengativos que buscan en la Tierra liberarse de una antigua maldición, y tanta es su fé en estas leyendas chinas que se encierran en sus casas a mediamos de ese séptimo mes al caer las noches.

El día 15 de ese séptimo mes lunar es el más temido por todos. No sólo los espíritus benignos se echan a las calles, sino los más malvados. Las almas castigadas se pasean por las calles entre los susurros de la noche dispuestos a vengar su propia muerte; a capturar de entre los vivos a quienes les sustituyan en su fatal purgatorio.

Son estos fantasmas “hambrientos”, generalmente, seres que murieron sin descendencia y que lo hicieron de una forma trágica o que se suicidaron.

Entre ese día y el último del mes las gentes son advertidas para no salir a las calles de noche, y sobre todo, para no pasear junto a los ríos, donde las creencias populares creen que se reúnen todas estas almas perturbadas. Los vivos se conjuran en sus casas, rezan y dejan ofrendas. Inciensos y cuencos con comida pueblan los portales y ventanas de sus casas con el fin de calmar a esos espíritus y evitar que los atrapen.

Nadie sabe quienes son, ni cómo son. Pueden engañarlos haciéndose pasar por mujeres o por hombres, por animales domésticos o salvajes, o simplemente, ser una sombra que se desliza a tu lado con un suave silbido y una brisa que refresca tu cara.

Son muchos los casos que se achacan a estos “fantasmas hambrientos”, y quizás el más famoso de ellos sea el que se conoció como el brote de las “coletas cortadas”.

Las coletas es un símbolo tradicional de los hombres chinos desde que la dinastía Qing, a través de los Manchú, lo instaurara. Hay escritos de un raro suceso acaecido en Taiyuán, donde en el año 1844, muchos hombres que portaban sus coletas, de repente veían cómo éstas caían al suelo. Todo ocurría a la luz del día y nadie sabía encontrar una explicación a qué ocurría. el pánico cundió en aquella población ante el temor de fantasmas que atentaran contra lo más sagrado de la presencia de un chino: su coleta. Y tanto fue así, que durante mucho tiempo, aquellos chinos, no sólo andaban siempre con el temor a vigilar sus espaldas, sino que se peinaron e hicieron la coleta hacia delante en lugar de atrás.

Aquel mismo suceso se repitió 32 años después, en 1876, en Xiamen.

Fenómenos aparentemente absurdos para nuestras creencias occidentales, pero a fin de cuentas, temerosas y muy respetadas por los chinos.

Todos los miedos acaban el último día del séptimo mes lunar. Ese día, incluso hoy es más normal de ver de lo que podríamos creer, China vuelve a llenar sus calles por las noches. Se recitan oraciones de agradecimiento, e incluso en una celebración litúrgica tradicional, un sacerdote agita la llamada “espada de las siete estrellas” con la que se anuncian a los malvados espíritus que su tiempo en la Tierra ha pasado y que deben volver al más allá.

China respira entonces tranquila… hasta el año siguiente.

Fantasmas en la Carretera


No existe lugarcito en el mundo que no tenga su leyenda urbana, miles de historias fantásticas se pasan de generación en generación como hechos que alguna vez fueron reales y casi siempre se hacen a modo de advertencia para los más jóvenes.

De estos relatos espeluznantes, la leyenda del fantasma en la carretera es una de las más difundidas, esto se debe a que en todo el mundo suceden accidentes en las autopistas, rutas o caminos rurales y algunas de las personas involucradas pierden la vida en el fatídico incidente dando lugar a la suposición de que sus almas en pena vagan por el sitio sin saber que han muerto o para prevenir a los vivos de que corran su misma suerte.

Las leyendas que narran este tipo de apariciones se diferencian en dos puntos fundamentales:

Algunas relatan sucesos en los cuales los conductores ven por un instante una figura fantasmagórica a un costado del camino, que se cruza de repente frente al coche, o que se materializa en el asiento trasero, generalmente cuando se transita por el punto exacto en donde ocurrió su deceso.

Otras cuentan la historia de automovilistas que recogen a una persona que hace autostop en la carretera, dialogan con ella por unos momentos en los cuales ésta puede o no hacer algún tipo de advertencia para luego desaparecer sin dejar rastro o bien olvidando alguna pertenencia personal en el asiento del coche.

Pocas son las leyendas en las cuales el conductor deja al pasajero fantasma en su hogar y al regresar por cualquier razón se encuentra con la sorpresa de que su autoestopista en realidad llevaba muerto varios años.

La Dama de blanco de Palavas (leyenda urbana francesa)

Esta leyenda urbana es un clásico del folclore francés y forma parte del arsenal de cuentos de los viajeros que transitan estas tierras.

El 20 de mayo de 1981 en Palavas, era medianoche y 4 amigos volvían a Montpellier en su coche, las 2 chicas iban sentadas en el asiento trasero y los 2 varones adelante. Por el camino ven a una mujer de unos 50 años haciendo autoestop, ésta está vestida con un impermeable blanco y lleva un pañuelo del mismo color en su cabeza. Los jóvenes detienen el coche y se ofrecen a llevarla diciéndole “Vamos hacia Montpellier, ¿Le viene bien?” la señora se limita a sonreír, accede y se sienta en el asiento de atrás en medio de ambas chicas.

Durante un rato siguen camino a una velocidad poco prudencial y la mujer no emite sonido alguno, pero al llegar a la intersección de la carretera de Villeneuve les Maguelonne en Pont Vert, donde la carretera de Montpellier presenta una curva bastante pronunciada ella grita a viva voz “cuidado con la curva” logrando que el conductor preste atención a la carretera. Al instante se oyen los gritos despavoridos de las chicas. La mujer se había esfumado.

Horas más tarde los jóvenes hacen la denuncia en la jefatura de policía y la historia se divulga.

En cuanto a este relato en particular están los que afirman la veracidad de la historia y los que por supuesto la niegan y la suman a las largas colas de leyendas urbanas, esto es una decisión personal. Lo que sí se puede rescatar es que está especialmente dirigido a todos aquéllos que circulan por los caminos de forma irresponsable; la dama de blanco apareció para impedir que otros pierdan la vida de la misma forma que ella lo hizo.

Si sucedió realmente o no, eso nunca lo sabremos, pero de lo que se tiene certeza es que la mayoría de los conductores que transiten por ese sitio y conozcan la historia prestarán especial atención a dicha curva.

Y ustedes… ¿alguna vez vieron un fantasma en la carretera?

Los Accidentes de la “Carretera de los Huesos” en Siberia


Se dice que cada metro de construcción de la carretera costó una vida. Se cuenta que con las temperaturas existentes en la zona, una persona, perdida en esos parajes, apenas aguanta 8 horas sin congelarse. Dice la historia que cientos o miles de personas fueron obligados a realizar trabajos forzosos para construir esa carretera transiberiana, la conocida como “Carretera de los huesos“, aquella donde los que se opusieron a Stalin lo pagaron con su vida siendo enterrados bajo su asfalto.

Y cuenta la leyenda que las almas de muchos de ellos vagan por allí. Durante un tramo de casi 30 kilómetros de esa carretera la cantidad de accidentes es altísima. Cuando los conductores afectados han sido preguntados por las causas que lo motivaron, ninguno hasta ahora ha recordado el motivo. Como consecuencia, los amantes de las leyendas, de los misterios se han lanzado a proclamar sus teorías fantasmales, aunque la que más científica de todas es aquélla que dice que los causantes tanto de lso accidentes como de los olvidos son unas filtraciones de un determinado gas…

Lo cierto es que en esa carretera, tan representativa de la barbarie humana y del genocidio, confluyen todos los ingredientes para pensar en hechos oscuros…

El Exorcista, la Película Maldita


“El Exorcista” (William Friedkin, 1973) es una película de culto considerada como la precursora de las películas de terror actuales. Su éxito de taquilla batió récords y fue alabada por la crítica en todos los aspectos. Lo que ahora podría parecernos un film de Serie B, en el año de su estreno supuso un auténtico shock para los públicos que no estaban acostumbrados a ver escenas de ese tipo.

Es más, afirman las crónicas de la época, que más de un espectador vomitó en su asiento al ver a Regan MacNeil (Linda Blair), expulsar por la boca una masa viscosa de color amarillento. Su director, William Friedkin quería realizar la película más terrorífica de todos los tiempos, y no escatimó detalles para conseguirlo. Su adaptación de la novela homónima de William Peter Blatty, resultó ser más angustiosa de lo esperado.

En su intento de crear una película de terror genuina, el director solicitó que la habitación de Regan, estuviera en una cámara frigorífica. De ahí que en algunas escenas los actores, sobre todo Linda, experimentaran frío intenso, que queda muy bien reflejado en sus rostros. El vaho salía de sus bocas al hablar era totalmente real.

Por otra parte, para darle más intensidad al rodaje, el director no dudó en pedirle a la niña que abofeteara de verdad a Ellen Burstyn -actriz que encarnó a la madre- para que le doliera de verdad. Asimismo, dicen que Friedkin quería que tanto el reparto como el equipo estuvieran asustados, por lo que se dedicó a pegar tiros para atemorizarlos. Pero lo que sí contaron tras el estreno, es que no hacía falta que el director les asustara. Ya de por si pasaban sucesos escalofriantes…

La Película Maldita.

Es fundamental conocer que “El Exorcista” está basada en una historia real; una historia que conoció William Peter Blatty sobre un joven estudiante de la Universidad de Georgetown que fue poseído y exorcizado por un sacerdote local. De ahí surgiría la novela, y el escritor convenció a William para convertirla en una película de terror. El primer día de rodaje fallecieron tres personas: el abuelo de Linda Blair, el hermano de Max Von Sydow (padre Merrin), y el hijo, de un solo día de vida, del regidor. Todas las muertes se sucedieron a la misma hora.

Pero aún hay más. El estudio de la Warner se incendió tres veces, por lo que se recurrió a la bendición de Thomas V. Bermingham, un sacerdote. Luego se sucedieron una serie de extrañas muertes, añadidas a las del primer día de rodaje: el vigilante de los estudios, el actor Jack McGowran, que interpretaba a Burke Dennings y en la película era asesinado a manos del demonio. En la vida real falleció por una extraña “gripe”. También el hijo de Jasón Miller (padre Karras) muere atropellado por una moto, decapitándolo. El propio Jasón sufriría un ataque al corazón, causándole la muerte, el mismo día que se reestrenaba la película “El exorcista (el corte del director)”. Dicen que del equipo técnico murieron varias personas.

La Maldición Continúa.

El 2 de Abril de 1975, la película se adaptó a una obra de teatro. La actriz protagonista que representó a Regan recibió ovaciones por su sublime interpretación. Al día siguiente la encontraron muerta en su habitación, con los brazos en cruz y rodeada de vómitos. No sé sabe qué ocurrió. Asimismo, en la tercera parte de la saga, “Exorcista: el comienzo”, el primer director asignado falleció; el segundo, Harlin, fue atropellado sobreviviendo al accidente. También el responsable de la banda sonora fue sustituido por un ataque al corazón -pero no murió-.

Sea como fuere, toda la serie de desgracias ocurrieron en torno al rodaje y estrenos de estas películas basadas en un exorcismo real. ¿Casualidad o maldición? Muchos dicen que la mano del demonio está detrás de todos estos sucesos…

La Venganza del Aconcagua


El cerro Aconcagua es el más alto de América, y a sus pies, su cumbre y sus faldeos se tejen las más hermosas leyendas de la tierra mendocina. Este se yergue, majestuoso, a 180 kilómetros al oeste de la ciudad de Mendoza, y pertenece por completo a la República Argentina. En 1983 fue declarado área natural protegida, y fue creado el Parque Natural Aconcagua, y se delimitó su extensión. Este cerro es la efigie más representativa de toda la cordillera andina, y muestra orgulloso a todos los que lo visitan y lo transitan sus 6962 m.

Cuentan los antiguos que al pie del Aconcagua vivían los gigantes, unos seres mitológicos que habitaban estas zonas de tierras desoladas y de sed moribundas. La semilla que en la tierra caía no tenía humedad para poder fructificar. El Alto Padre – que es el cerro – vigilaba todo atisbo de vida que a sus pies se movía, mientras el viento soplaba con fuerza singular haciendo polvo la tierra sometida, quebrada por la sed, los soles infernales y el penar de los gigantes.

Un día, a esperadas del Padre Cerro, el pueblo se conjuró y decidió romper la costra de las fuentes que, seguramente, corrían e el interior del cerro. Era la única manera de conseguir que la vida continuara. En silente fila india, subieron las abruptas laderas y socavaron presurosos las lajas que ornaban las fuentes cristalinas. Las aguas surgieron, voluptuosas, por entre las piedras, y corrieron venturosas a regar la tierra que sólo esperaba eso: agua.

Hacia el brillo del sol, despertó el Centinela y vio los hilos de plata que se unían en un río. Enfureció y sus músculos temblaron en una horrenda sinfonía de sonidos. La montaña reventó y barrió con piedras, barro y agua los sembradíos que, presurosos, habían germinado.

El tiempo, que todo lo cura, que todo lo resuelve, hizo que se encauzara la corriente y las tierras de los gigantes volvieran a tener sus verdores. Pero, de vez en cuando, el Aconcagua reitera su venganza enviando hacia el llano una furibunda arremetida que arrasa con todo lo que encuentre a su paso. No valen ni rogativas ni alabanzas, a menudo se pierden las cosechas y las vidas. El Padre Cerro es dueño de las tierras. Los gigantes quisieron ir contra sus designios y perdieron.
El quejido de la montaña es la prueba más contundente de la supremacía de la naturaleza sobre la voluntad del hombre.

Los Gigantes de Gáldar, ¿Realidad o Sugestión?


Era una calurosa noche de verano de 1976 -Gáldar, Gran Canaria- cuando el doctor Julio Fransisco Padrón acudía presuroso con Dámaso Mendoza a la casa éste, para atender a su madre que había empeorado. Eran las diez de la noche y el taxi en el que viajaban llevaba puestas las luces largas porque transitaban por un camino repleto de serpenteantes curvas. Muy pronto, empezaron a sentir una extraña presencia acompañándolos en la ruta y que atisbaron al llegar a punto de la carrera: ante ellos se elevaba una esfera de unos 15 metros de diámetro, a través de la que se podía ver al mismísimo universo poblado de estrellas.

Los tres hombres, estupefactos, asistieron al asombroso espectáculo que se desarrolló ante sus ojos: dentro de la esfera empezaron a ocurrir una serie de cambios de luz hasta aparecer lo que se asemejaba al interior de una nave espacial con dos seres extaterrestres -de más de dos metros de altura que tenían una extraña fisonomía al no tener dedos sino una especie de mano en forma de pico y por cara una escafandra- que parecían maniobrar la supuesta nave.

Aterrados, lo único que podían hacer era esperar a que esos dos humanoides decidieran marcharse, cosa que ocurrió tras quince intensos minutos. Finalmente, la esfera creció y creció hasta alcanzar una altura de diecisiete pisos, levantó el vuelo y desapareció entre la bruma de la noche. El conductor arrancó el vehículo y, sin salir de su asombro, acudieron a la casa de Dámaso. Éste sólo sería el inicio de una misteriosa historia.

Todos los medios locales se hicieron eco de la noticia hasta llegar a oídos del Ejército Español. A los pocos días del suceso, Julio recibió una inesperada visita: un teniente coronel del Ejército del Aire que le interrogó y solicitó un dibujo de lo que había visto. El doctor, sin ningún reparo, lo hizo. Asimismo, acudió a declarar ante un tribunal militar, donde coincidió con dos pilotos del ejército que le incitaron a que dudara en decir la verdad porque ellos también habían visto la esfera y temían que todo fuera encubierto.

El caso formó parte de los expedientes sin resolver del Ejército Español que fueron desclasificados en 1993. Uno de los testigos clave fue el que en su momento era la máxima autoridad, Carlos Dolz Espejo, Teniente General del Ejército del aire, que hace quince años se animó a contar lo que él vio: una esfera sobre el mar y que para él, sin lugar a dudas, era un objeto volador que no pertenecía a la Tierra.

Treinta años después el misterio sigue sin resolver y son muchos los que afirman rotundamente lo que vieron aquella noche y que fueron obligados a guardar silencio. Un fenómeno que se estudió profusamente por parte del ejército y del cual se escribieron muchos expedientes. Asimismo, tras la desclasificación se descubrió que no sólo había sido la esfera de Julio la que se había visto, también hubo esa noche diferentes avistamientos en Gran Canaria que se explicaron como ejercicios balísticos -cosa que parece no encajar con la historia, ya que esa noche se realizaron en Cabo Verde y era imposible de verlos en Gran Canaria-.

¿Fue realmente un avistamiento OVNI?… ¿O fue más bien, sugestión colectiva?